El Comentario Bíblico Adventista, luego de la partida de Moisés hacia Egipto, nos habla de la posibilidad de que su hijo mayor, Gersón, había sido circuncidado de acuerdo con las costumbres judías, y que el menor, Eliezer, era el que todavía no había cumplido o mejor dicho que sus padres no había practicado en él lo encomendado por el Señor. Además agrega: “No creyendo la necesidad de la circuncisión, Séfora había resistido la intención de su esposo de circuncidar a Eliezer en el tiempo señalado. La aparición del Ángel puso de manifiesto que su oposición no excusaba a Moisés de la administración del rito. Ahora, cuando la vida de su esposo estaba en peligro, ella sintió la necesidad de llevar a cabo la operación por sí misma.”(529). Si Dios nos encomienda una tarea él pide todo de nosotros, no por el hecho de que él sea egoísta sino porque además de que se merece toda la adoración, sabe muy bien de qué es lo mejor para nosotros y que puede llegar a ser una bendición para nuestras vidas.
En La Biblia Amplificada podemos leer lo que sigue: “…, al comenzar un largo viaje (Moisés) con una importante misión, no puede permitirse el lujo de no estar circuncidado, o estarlo imperfectamente…La acción de Séfora es un tipo de circuncisión vicaria, que, dada la urgencia de la misión de Moisés, es suficiente para satisfacer el pacto.”(66).
Con respecto al encuentro de Dios con Moisés en el camino surgen comentadores que sugieren que no fue el Señor mismo quien lo visitó, sino que Él había mandado una enfermedad mortal a Moisés y que éste había caído en cama muy grave. Uno de dichos comentarios menciona lo siguiente: “Algunos autores creen que esta amenaza de Dios contra Moisés no hay que tomarla al pie de la letra, sino como expresión de una enfermedad enviada por Dios, en la que estuvo a punto de morir. En todo caso, Séfora, la esposa de Moisés, creyó ver en ella un castigo de Dios, y suponiéndola causa de ello, circuncidó a su hijo (vers. 25).”(Comentarios a Éxodo, 413).
Recordemos lo que nos menciona el texto bíblico: “Por el camino, en un lugar donde pasaba la noche, salióle Yahvé al encuentro, y quería matarle…” (vers.24). Como vimos, Dios intimidó a Moisés para recordarle cuál era su voluntad. Dios siempre está dispuesto a darnos otra oportunidad, y otra, y otra, y todas las que fuese necesario para que podamos seguirlo y hacer su voluntad, porque es “para nuestro bien!!”.
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